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Historia de un palmerero de Elche

A Elx encara existixen antics palmerers, pares i avis dels que actualment queden continuant eixa professió.

Entrevista realizada el día 20 de diciembre de 2023 por Rosa Brotons y Carlos Canales en el Hort de Pontos.

GARCÍA MACIÁ, Pascual. Nacido en Elche en 1944, hijo de Pascual García Javaloyes, apodado el Coixo y de Isabel Maciá Agulló, nacida en 1912. Isabel proveniente del Hort del Monjo, y de apodo familiar la Monja. Del matrimonio nacieron 7 hermanos: Ramón (que murió con 30 años), Vicente, Pascual, Isabel, Primitiva, Vicenta y Antonio.

Todos los hermanos nacieron en la casa de la calle Curtidores, su madre siempre fue asistida en los partos por familiares como su suegra o su tía. El abuelo materno apodado el Monjo falleció en 1922,  y con la herencia los hijos edificaron sus casas de planta baja en la calle Curtidores, desde el número 18 al 38, viviendo ellos en el número 24.

El padre de Pascual nuestro entrevistado, Pascual García Javaloyes compró la casa y el huerto a la viuda de Tonico el Ponto, alrededor del año 1940. La familia de los Pontos tenía un comercio de comestibles, bebidas, etc.  en la replaceta de Les Carretes, tan conocidos eran que la plaza pasó a llamarse hasta la actualidad, como la Plaça dels Pontos. 

El huerto de Pontos formaba  parte del huerto de L´Almassera, Tonico compró un trozo de terreno y construyó la casa en el interior, fuera de la vista del camino, (antes no tenían problemas con el ayuntamiento a la hora de construir sin licencias), se decía que era para ocultar los negocios de contrabando, ‘“estraperlo” como entonces se decía.

Su padre hizo una cosa mal hecha, según nos cuenta, y es que por ahorrarse un dinero, no declaró la compra del huerto, guardó la escritura sin registrar, y estuvo pagando la contribución a nombre de la viuda para ahorrar dinero en impuestos. Por eso, quizás el huerto  nunca fue  llamado  con el apodo con el que era muy conocido su padre, como Hort del Coixo.

 Pascual padre era cojo desde la Guerra Civil, fue obligado a ir al frente de  Madrid, consiguió un puesto para servir en las cocinas del destacamento. Un día mientras estaban en las cocinas, explotó un artefacto que llenó de metralla todo y que mató al compañero dejando con la pierna muy malherida a Pascual padre. Le dijeron “o le cortamos la pierna o usted se muere”,  teniendo que amputarle la pierna derecha  por debajo de la rodilla, debido a las graves lesiones provocadas por la metralla. 

La discapacidad no fue impedimento para que siguiera trabajando en su oficio de palmerero.  Llegó a comprar una pierna ortopédica, con la que se cayó dos veces, y que al final  dejó de lado. Se fabricó, entonces, una pierna de madera en la que apoyaba la rodilla, como si estuviera arrodillado, atada con unas correas, delante  añadió una especie de sierra de metal que le proporcionaba el agarre con el que subía  ágilmente  a las palmeras.

Criaban cabras y borregos, y la leche que se sacaba la vendían  en su casa. La madre de Pascual, en cuanto podía, salía hacia la estación del tren a vender dátiles a los viajeros. Y poco a poco fueron ahorrando hasta que pudieron comprar el huerto de Pontos. Trabajaban día y noche, su madre les decía que “Entre la nit i el día no hi ha paret”.  Entonces se pasaba mucha hambre, aunque ellos no la llegaron a padecer pues cuando no ‘’había de algo había de otro’’.

En el huerto no llegó a vivir la familia García Maciá, el padre buscó unos caseros para que le cuidaran la casa y evitaran que la asaltaran maleantes, eran el Tío Pepe y la Tía Tona junto con su hija. Los caseros y los chiquillos, por el día, comían en la cocina de la casa de Pontos, delante de la chimenea.  

Pascual tenía 12 años cuando fue  comprado el huerto de Pontos, recuerda que la casa era muy pequeña, que su padre procedió a ampliar con una importante reforma.  La casa original tenía tres habitaciones, el “pastaor” y el porche.

 La nueva casa dispuso de dos porches, uno de 25 metros y el otro de 20 de metros de largo, con las  nuevas salas o cambras en el piso de arriba, además de instalar una fuente con grifo y con una  pila de  “granito rojo”, en el porche principal, que se abastecía de agua de la acequia de Matrof. Al fondo del porche, el paller donde se guardaba la paja para alimentar a los caballos,las mulas y al asno.

En el porche orientado a levante es donde se trabajaba y rizaba la palma blanca habitualmente, y detrás de la casa se construyó la balsa para el lavado y limpieza, y la cámara de conservación  de la palma. 

La palma que no servía para los ramos, llamada palma de desperdicio, una vez que estaba seca, era deshojada formando manojos que una vez pesados eran subidos a las salas de la parte superior de la casa, en “sarias” (espuertas o serones), elevados por medio de una polea (carrutxa), para su almacenaje y aislamiento de la humedad,  y así esperar el  trato de venta con los comerciantes que bajaban con camiones desde las poblaciones de Orba o de Gata de Gorgos, en donde lo hacían servir  para fabricar capazos o sombreros.

La palma verde también valía mucho dinero, recuerda que cuando tenía 10 años, las garbas se hacían de 25 palmas  y se pagaban a 200 pts (1,20 euros), se las llevaban a Catral y a Albatera para fabricar “graneres” 

Antes, el precio de la palma era mucho más caro y daba un mejor beneficio, y dependiendo del año se podía subir más o menos los precios. Vendieron palma por toda la provincia, plantando puestos de venta en los mercados de pueblos alicantinos unos días antes del Domingo de Ramos.

De los huertos se aprovechaba todo, incluso, los huesos (pinyols) de dátil se recogían para venderlos a un hombre apodado el Sentanero, que los pagaba a 2 pesetas el kilo.

Este hombre y su familia vivían en la calle Mare de Déu dels Desamparats (frente a la tienda de Mochos). Los pinyoles una vez tostados eran molidos para preparar un sucedáneo muy nutritivo y de sabor parecido al café. Se vendían en paquetes  cuadraditos con la marca Sabor De Elig

Pascual padre era un hombre muy severo, a los  4 hermanos y las 3 hermanas les hacía levantar muy pronto, a las 7 de la mañana comenzaban las tareas asignadas, les encomendaba a cada uno una tarea que debían cumplir con diligencia en el huerto.

El Ayuntamiento de Elche llegó a darles un reconocimiento en 1968 por tener el huerto de palmeras más bonito y mejor cuidado de todo Elche.

Pascual hijo, nos cuenta el sufrimiento que llegó a pasar de niño pues no quería subir a las palmeras, su padre le decía:  “no tinc altra cosa, pa´dalt “. Incluso pensó en irse de casa y para ello ingresar en el seminario de Orihuela con la intención evitar trabajar con las palmeras, tampoco llegó a ir al colegio, solo trabajar y trabajar. 

“Recuerdo la víspera de San Antonio y a mi padre diciéndonos que si no hacíamos un número determinado de fardos no vais a la festa de Sant Antoni y había que hacerlos, no nos podíamos negar”

Por las noches venía un maestro en bicicleta, cree recordar que se llamaba Prudencio, después sería otro maestro llamado Ernesto el que les daba las lecciones.

Con el tiempo consiguió vencer el miedo y amar su oficio. Tanto que sacó adelante a su familia, a sus cuatro hijos; madrugando a las 4 de la mañana todos los días, yendo a vender palma o dátiles. Como dice él mismo: Algunas cosas habré hecho, como la creación, desde la nada, de un hermoso huerto particular llamado Huerto de Amor, dedicado a su mujer Amor López y donde llegó a plantar 1000 palmeras.

Pascual se ilusionó con la creación de ramos, tenía mucho arte para sacar novedades, lincluso les buscaban también fuera de su casa, y por eso le dijo a su madre: mama, tú m´has ensenyat esto i esto, i jo he creat estos altres.  Y su madre le contestó: Calla que jo t´he fet el cap.

Una costumbre, habitual y tradicional en el Camp d´Elx, son los escritos  en pilares y paredes de las antiguas casas, en los pilares de  Pontos, Pascual padre  anotaba  las tandas de palmas vendidas en tal o cual día, era una manera de llevar las cuentas de las ventas o de las cosechas. Lamentablemente, con la reforma de Pontos, desaparecieron las grafías en los pilares.

Preguntando cómo conservaban la palma blanca en el huerto, nos responde que, antiguamente, la palma se trenzaba solo en fechas próximas al Domingo de Ramos porque si no se secaban, ante la falta de un sistema que procurara la conservación fresca de la palma. Aún  no se conocía  la técnica de conservación con el azufre. Esa semana no se dormía, era trabajar día y noche para tener la pequeña  producción lista para el mercado. 

Un año, Pascual padre convidó a unos catalanes a que vinieran a  ver  la palma que tenía por si podrían hacer trato de venta, se les enviaba la palma blanca sin trabajar, al natural.

Fueron invitados a comer y  Pascual hijo, aunque tímido entonces, se atrevió a preguntarles cómo hacían para que  la palma aguantara tan fresca tanto tiempo, puesto  que los catalanes comenzaban la campaña de rizado cerca de las fechas navideñas. Les explicaron la técnica del azufre, del ensofrat , y al día siguiente  hicieron la prueba en casa de su abuela, y recuerda que muy contento fue a contárselo a su madre: “mama, veus, si que ixen la mar de grocs!” 

Los pioneros en Elche del método de tratamiento con  azufre fueron familias emparentadas con ellos, como el primo de su padre Paco Serrano (Sopascures) o  Felipe Navarro Maciá (Hort de Felip) primo de su madre. Esa Semana Santa lo vendieron todo, tal era el aspecto tan fresco que presentaban los ramos. 

Detrás de la casa, en la balsa con agua y cloro, se metía la palma a remojo para su limpieza, quedando guardada en la caseta al lado de la balsa, en la que se guardaba la palma con azufre, se tenía que dosificar, al principio más cantidad de producto e ir añadiendo según necesidad, pues si se excede, la palma se quemaría quedando de un mal aspecto rojizo.

El huerto era regado, a parte del riego con el brazal de Matrof de la Acequia Mayor, con agua de Riegos de Levante, naranjos y limoneros, o plantaciones de temporada  como las alcachofas.  El pozo de fuera y el del corral, también se llenaban de esa agua, y el pozo de dentro con agua de lluvia  que se recogía con  los tejados. Nos cuenta que muy cerca existió el Clot dels Tres donde le contaron que murieron tres personas ahogadas, allí iban a lavar lana al llavaor, la gente del Raval venía por  el carreó de les Tafulles.

Pascual termina la entrevista contándonos tres recuerdos o anécdotas interesantes.

  • Cuando la nevada de 1954, llegó al huerto y se encontró la pila de beber los caballos congelada, se subió encima del hielo y no se rompió de la capa tan gruesa que se hizo.
  • Recuerda hacer barracas entre los huertos, hechas de troncos de palmera y palmas atadas, para jugar o cazar tordos.
  • Una de las palmeras más dulce y de mejor sabor del huerto era la palmera tená, dátiles que no maduraban pero se secaban en la palmera.
  • Su padre colgaba los melones en las vigas del techo para su conservación, y Pascual siendo niño, ante la dulce tentación no pudo resistirse y partió un trozo, rellenando el hueco con papel de periódico.

Relación de huertos descritos por Pascual:

Hort d´Amor:

Dedicado a su mujer Amor López y donde llegó a plantar más de 1000 palmeras. Con este huerto, Pascual está profundamente apenado, pues el huerto tiene cierta protección administrativa que limita sus usos y actividades dentro del mismo, urbanísticamente hablando, además de muchos cuidados y tratamientos que actualmente no puede hacer.

Hort de la Rogeta:

En este huerto, frente al de Sempere, en el camí de l’Almassera, vivieron sus bisabuelos (reagüelos) por parte de padre. Quedan restos del pavimento hidráulico que Pascual identifica como  parte del porche.

Hort de les Almàsseres:

Tuvo una casa muy  grande pegada al camino de les Almàsseres, con corrales y con una  almazara en la parte posterior, en la que vivieron muchas familias. El huerto tenía plantado alrededor palmeras y granados.

El Ponto compró medio huerto para construirse la casa en el interior del huerto, un poco escondida del paso del camino.

Hort del Sol:

En la casa del huerto había un mosaico muy bonito con un sol que detrás tenía escrita la fecha en la que se plantaron las palmeras. Fue propiedad de la familia Jaén.

Aquí nació su padre, siendo 10 los hermanos nacidos del matrimonio. Como eran arrendatarios, la familia se trasladó al huerto donde se construyó el antiguo colegio de Reyes Católicos, hoy en día el Mercè Rodoreda. La casa donde vivieron era de planta baja y estaba por donde hoy en día hay un Hiperber.

Hort de Bacora: 

Después de vivir en el Hort del Sol se trasladaron a vivir a este huerto, perteneciente al abuelo por parte de su padre, apodado el Bacora, huerto de cultivos y rizado de  la palma blanca.

Hort del Monjo:

Su padre se casó con una hija del Monjo, propietario de dicho huerto, apelativo dado por su gran devoción religiosa, los abuelos de Pascual eran muy católicos aunque ninguno fue eclesiástico. Del primer matrimonio tuvieron 13 hijos, frare no sería, hasta que falleció la abuela con 42 años, volviéndose a casar de nuevo y teniendo  4 hijos más. La madrastra se llevaba muy bien con todos los hijos del primer matrimonio.

Hort de Malla:

Actualmente se encuentra dividido en tres partes, un huerto particular con  vivienda, otro que alberga la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días (Mormones), y los terrenos del Hotel Port Jardín Milenio (antiguo Camping El Palmeral).

Hort del Bosquet:

Durante la Guerra Civil fue uno de los huertos incautados, una vez acabada la guerra se devolvieron las propiedades. 

El Bosquet tenía un bonito jardín lleno de rosales y una ermita, hoy en día en estado ruinoso, el huerto era poseedor del derecho de agua de Riegos de Levante. En la casa vivía una de las hermanas del abuelo materno, su tía abuela, en el testamento dejó escrito que la heredaran los hijos de la primera mujer del abuelo, los 13 menos alguno ya fallecido. Al recibir la herencia lo vendieron por 48.000 pesetas de la época.

Pascual García Maciá llevó arrendado el huerto durante 30 años. En la esquina se elevan 22 metros de palmera que Pascual subía descalzo hasta en pleno invierno. La casa llegó a ser una escuela. 

Hort de Sempere:

El huerto fue  comprado a los Ferrández en 1966 que le habían puesto el nombre de San Luis por un arrendatario con ese nombre. Es el huerto en el que más ha vivido, al que le ha dedicado más tiempo y trabajo.

Antes de la II República, el paso de El Huerto de la Semana Santa ilicitana, se guardaba en un almacén que había donde ahora hay una gran morera. Era el pas dels hortolans que hoy en día se guarda en el Hort de la Rinconá. 

Las vigas de la casa del huerto las hizo su hermano Ramón de tronco de palmera, a base de corvellot i destral.

Por el huerto llegó a ver gats servals, (gatos salvajes, gato montés) que nos dice que criaban en la cambra.

Cuando el Ayuntamiento les expropió el huerto de Sempere, les dio en permuta unos terrenos cerca del estadio Martínez Valero, en la finca de Lo Valero.

Son todavía usufructuarios porque uno de sus hijos, Eduardo, sigue la tradición de la palma, manteniendo las cámaras y la balsa en uso, así como la casa.

Como curiosidad, en el pozo, una vez que bajó a arreglarlo, encontró un escrito con el nombre de quien lo excavó.

Prácticamente las familias de todos los huertos estaban emparentadas ya que se casaban entre ellas de cara a mantener las propiedades. Por ejemplo Pascual nos informó que las familias de Pastoret, Pollos i Felip eran familiares suyos.

Hort de Saoní o del Chavo:

Perteneció a la familia Alemañ, según nos dice Pascual, el abuelo de la familia era apodado  el Chavo. Una palmera singular del tipo candelabro de copa destaca en el huerto. Hoy en día es de la familia Carbonell.

Horts de Banquets I Descals:

Cuando llegó la electricidad al Hort de Pontos, el tendido eléctrico atravesaba estos huertos, cuyos propietarios eran reticentes a la instalación pues pensaban que el roce del cableado con las palmeras provocaría descargas eléctricas.

La acequia de Matrof pasa del Hort de Banquets al de Pontos,  continúa hacia  el Hort de Sempere, y sigue por el camino viejo de Santa Pola.

Hort d’Avellán:

Otro de los huertos que la familia Bacora tenía en propiedad.

Horts de Felip:

El huerto de Felip fue vendido a Felipe Escorina, otra saga familiar vinculada con los huertos.

Hort de Pollos: 

Vicente Navarro, tío de Pascual García, fue uno de sus propietarios. Era muy característico que tuvieran una ermita o pequeña capilla.

Actualmente es un edificio funcional de oficinas.

Gracias a Pascual por abrirnos sus recuerdos y por transmitirnos un testimonio, una memoria oral que pretendemos conservar en parte en este artículo.

Rosa Brotons y Carlos Canales.