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La cueva del Ermitaño.

En una de nuestras múltiples salidas por el norte del término municipal, concretamente en la serra Llarga, encontramos un abrigo, una covacha sin nombre y que llamó poderosamente nuestra atención al contener elementos de la vida cotidiana.

«La cueva del Ermitaño» le llamamos ya que según nos relató Ramon «Ricardo», lugareño de la zona, allí vivió un ermitaño que vivía de lo que recolectaba y criaba, con la ayuda de algún vecino también. Ya tenía lógica el que allí hubiéramos encontrado restos de utensilios domésticos, un tenedor, botella de vidrio, una panera, silla de madera y algún que otro clavo. La entrada conservaba parte de una hilada de piedra que tiempo atrás cubrió cierta parte de la pared del abrigo, encajonando de este modo un pequeño hábitat, manchas de hollín de hoguera hacía el exterior, verja de haber tenido un pequeño corral, piedras de tamaño considerable retocadas en el entorno.

Ricardo textualmente terminó diciendo: «la primera vez que tuvimos conocimiento de él fue en 1976, mi padre lo observó cargando una silla de su propiedad y camino a su covacha en el barranc del nene» «Aquel hombre trabajó eventualmente en alguna que otra labor en los diferentes terrenos. Se le fue la cabeza un día, molestó a algún que otro vecino, incluso asaltó un campo. Un día vino la Guardia Civil y se lo llevó para siempre. Nunca más se supo de él. Alguien lo denunció. Esto sería en la década de los 80. Probablemente, aquel hombre ermitaño tendría cincuenta años».

Los niños y jóvenes que transitaban en ocasiones por aquel lugar, apodaron a su morador «el Pellejo», seguramente por su delgadez. Nadie de acercaba por allí por temor a su respuesta, pero cuando se ausentaba aprovechaban para ver de cerca sus animales y enseres.

Este tipo de historias sencillas son las que se pierden si no son contadas, ya que Ramón «Ricardo» lamentablemente falleció el año pasado y este es uno de sus tantos relatos que nos contó, la del ermitaño y la cueva, que dicho sea de paso el nombre no está añadido como topónimo en ningún visor (de momento), para conocer el lugar se tiene que preguntar y cada vez son menos los que quedan y sepan de esta singular cueva.

A continuación os mostramos algunas de las imágenes de aquel curioso lugar.

2. Vista general del entorno.
3. Realmente es un abrigo que debió estar techado.
4. En el otro extremo del abrigo se encuentran palos y cañas de haber conformado una estructura.
5. Detalle de murete derruido.
6. En el techo interior se pueden observar manchas oscuras de hacer fuegos. También hay carbón que indica actividad reciente.
7. Piedras que formaban parte del murete que cerraba el abrigo.
8. Arriba del abrigo, cerca del lugar también se encuentra un trazado de rodadas históricas.

Fuentes y agradecimientos

  • Familia Agulló Poveda y en especial a Ramón Agulló Tarí, conocido como Ramón Ricardo.
  • Sergio del blog Rutas Y Vericuetos. https://rutasyvericuetos.blogspot.com/