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Palmera Culebra de Cox

Palmera Culebra de Cox  Phoenix dactylifera L.

La Culebra de Cox nació en el ‘Huerto del Marqués’ pero fue trasplantada mediante un arnés metálico en 2006 al lugar donde hoy se ubica, la plaza Virgen del Carmen XI en Cox. Es una palmera datilera y tiene más de 25 metros de longitud, casi 20 tumbados y 5 en vertical, con entre 200 y 300  años de vida. Ha conseguido llegar a esa edad porque durante muchos años ha sido propiedad de señores feudales y marqueses.

El agente de extensión agraria y uno de los impulsores del gentilicio ‘cojense’, Rafael Moñino, ha estudiado con gran devoción la historia de la palmera y sostiene que el origen de su forma está relacionado con la luz solar como engaño. «A esta palmera debieron tumbarla desde muy pequeña y ponerle algún tipo de artilugio de forma curva o angular que solo le permitiera ver la luz desde un determinado ángulo». Lo que explicaría la peculiar forma curvada de su tronco. Hoy en día, el arnés todavía está colocado debajo de la palmera, de la que sobresalen unas barras de hierro. 

Sus primeros propietarios, a mediados del siglo XVIII, fueron los marqueses de Melgarejo y Rojas -constructores del camarín de la Virgen, donde figuran sus nombres y apellidos-, y sus sucesores hasta mediados del siglo XIX. A partir de entonces, los Barnuevo, señores de Cox y de La Condomina, ostentan el marquesado y por tanto, la titularidad de la palmera. En los años setenta el huerto fue adquirido por los hermanos Quirante Sáez y posteriormente por Manuel Marhuenda Sáez, cuyos herederos lo vendieron en dos partes, una a los hermanos Lozano Manresa, donde quedó la valona con las hojas, y la otra a los Sivila con la cepa del tronco de la palmera. Finalmente, la Palmera Culebra fue cedida al Ayuntamiento de Cox.

Son raíces adventicias, no provienen de la radícula del embrión, sino que se originan en cualquier otro lugar de la planta, como por ejemplo en alguna porción del vástago, en tallos subterráneos.

Según Rafael Moñino Pérez, historiador y capataz agrícola y conocedor de su historia, el tronco de la Culebra lleva muerto unos 40 o 50 años, por lo que la palmera sobrevive gracias a las raíces que echó la curvatura. Desde hace ya algunos años se le suprimen los racimos florales para evitar pérdidas inútiles de energía produciendo cosecha. Tiene al igual que nuestra Palmera Imperial una protección genérica a través de la  Ley 4/2006 de Patrimonio Arbóreo.

Fuentes: