
El cielo estrellado siempre ha formado parte de nuestra cultura. Nuestros ancestros lo utilizaban para navegar y para orientarse. A día de hoy la polución lumínica borra las huellas de este patrimonio heredado que poco a poco el hombre nos lo hará perder.
Las constelaciones, figuras representativas de animales, objetos y grandes dioses, sirven para conocer el cielo y posicionar los objetos que vemos a través de los prismáticos, del telescopio y algunos de ellos a simple vista.
El hombre, con la necesidad de querer alumbrar las carreteras, autovías y ciudades, hace que todo esto se pierda y los astrónomos tengamos que hacer kilómetros en coche para buscar un cielo en condiciones para realizar nuestros estudios e investigaciones.
En 2008 la Comunidad Europea, debido a las emisiones contaminantes que afectan a la salud del planeta y por lo tanto a la nuestra también, decretó normativas para que se regularice la iluminación nocturna, entre otras.
¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE?
Además de derrochar energía y dinero, rompe el ciclo día-noche, altera el reposo, desorienta a los insectos y otros animales afectando a los servicios ecosistemáticos. Perjudica los hábitats nocturnos y afecta a los ritmos biológicos de las especies diurnas y nocturnas. También se asocia al insomnio, obesidad, trastornos metabólicos y tumores hormonodependientes como el cáncer de mama y de próstata.
¿CÓMO SE PUEDE EVITAR?
La Contaminación Lumínica es la más fácil de combatir y prevenir, lo dañino son las instalaciones de alumbrado público que no cumplen los parámetros medioambientales y energéticos, además de estar mal diseñados. La solución es simple, sólo tenemos que iluminar lo que es necesario sin sobreiluminar, manteniendo un color, una dirección y una intensidad. En las siguientes imágenes tenemos un ejemplo de ello:
¿QUÉ OTRAS MEDIDAS PODEMOS TOMAR?
- Utilizar lámparas de sodio a baja presión porque no utilizan metales pesados y consumen:
- 5 veces menos que las lámparas incandescentes.
- 2.2 veces menos que las lámparas de mercurio.
- 1.5 veces menos que las de sodio a alta presión y fluorescentes.
- Un reciclaje correcto de las bombillas, (mercurio, cadmio y otros metales pesados).
- Apagar las luces exteriores cuando no sean realmente necesarias.
- Apagar el alumbrado público de monumentos y edificios corporativos después de medianoche, (¿quién contempla los monumentos después de medianoche?).
- Dirigir el haz de luz hacia la via pública, no a los ojos de los peatones o conductores.
- Apantallar correctamente las lámparas.
- No utilizar lámparas de bola sin pantalla totalmente opaca y reflectora. Desaprovechan más del 50% de la electricidad que consumen, (y al dispersar tanto la luz se hace necesario poner bombillas de más vatios para iluminar un poco el suelo)
- No dirigir luces, focos ni láser hacia el cielo. El cielo no es un espacio publicitario, es patrimonio de todos.
- Uso de pantallas asimétricas siempre que sea posible. Son un 25% más eficientes en términos de iluminación
Como veis, combatir la contaminación lumínica es fácil y si todos remamos hacia la misma dirección, tener un cielo estrellado es posible. Podéis leer la normativa pulsando aquí y la legislación vigente pulsando aquí.

Soy astrónomo amateur de formación autodidacta, miembro de la asociación Amigos de la Astronomía de Elda, de la Red Española de Planetología y Astrobiología REDESPA y de la Comisión de Divulgación de la Ciencia y el Espacio CODICE.
Formo parte del programa de voluntarios del proyecto Planet Hunter TESS de la NASA con el que llevo descubiertos 10 exoplanetas y del proyecto Cazasteroides del Instituto Astrofísico de Canarias y la Universidad Politécnica de Madrid, con el que he contribuido al descubrimiento de dos cometas y la caracterización de varios asteroides.
Actualmente soy coordinador de actividades en la FAAE (Federación de Asociaciones Astronómicas de España) y su representante en NASA, donde colaboro como coordinador nacional del programa InOMN de la División de Exploración del Sistema Solar.