Podemos definir la meteórica como la parte de la planetología que estudia las rocas procedentes de cuerpos menores, tales como asteroides o cometas que impactan con nuestro planeta, después de atravesar la atmósfera en su largo recorrido en forma de “estrella fugaz”, técnicamente llamado ‘meteoro’. Para no confundir términos, os voy a explicar las diferencias:
Introducción a la meteórica
Es fácil que en una noche despejada veamos estrellas fugaces cruzar el cielo, unas más brillantes que otras, otras más veloces que otras, pero todas se originan en la alta atmósfera. En realidad, el término de “estrella fugaz” viene por la apariencia de ver un punto luminoso brillante como una estrella, “correr” por el cielo. Realmente se denomina meteoro, lo que una ‘lluvia de estrellas’ en realidad es una ‘corriente de meteoros‘.
Los meteoros, palabra de origen griego que significa ‘fenómeno luminoso’, se originan por la ablación en la alta atmósfera de pequeñas partículas de polvo o rocalla cuando es atraída por la gravedad de La Tierra.
El tamaño de la rocalla puede variar de tamaño micrométrico a metros. Según el tamaño de la roca cambian los términos: de mm a 10 metros los llamamos ‘meteoroides‘ y los mayores de 10 metros los denominamos ‘asteroides‘. La procedencia de la mayoría de estos meteoroides y asteroides suele ser del Cinturón Principal de Asteroides situado entre las órbitas de Marte y Júpiter. Los meteoroides también suelen tener su origen en la rocalla y polvo que dejan los cometas en su paso por la órbita terrestre.
La luminosidad del meteoro va a depender del tamaño y su composición, principalmente. Normalmente no suele pasar del tamaño de una ‘canica’, pero cuando lo hace se originan unas ‘bolas de fuego’ que denominamos ‘bólidos‘ y que superan la luminosidad del planeta Venus y a veces la de la Luna Llena.
A veces, el meteoroide que origina el meteoro, se fragmenta y no termina su ablación en la atmósfera, por lo que termina por impactar en tierra originando lo que llamamos ‘meteoritos‘.
Los meteoritos son posibles encontrarlos en lugares secos con poca erosión, como son los desiertos, lo que no quita que no podamos encontrar alguno en zonas boscosas, pero la mayoría se encuentran en zonas de poca erosión donde no hay árboles ni nada que obstaculice su visión o sea enterrado por la erosión del agua u otros agentes meteorológicos. Su identificación tendrá que pasar por laboratorio, ya que muchas rocas terrestres tienen similitud e identificarlos a simple vista es costoso, aunque algunas referencias suelen ser: una costra de fusión, que tenga roturas por contracción, que estén orientados, que presenten algún tipo de ángulo entre 80-90º normalmente, líneas de vuelo o regmaglifos si son metálicos. Pero nunca presentan oquedades (salvo excepción) y tampoco presentan colores intensos ni contienen cuarzo.
Soy astrónomo amateur de formación autodidacta, Coordinador del Área de Astronomía en ElcheXploreR, miembro de la asociación Amigos de la Astronomía de Elda, de la Red Española de Planetología y Astrobiología REDESPA, de la Comisión de Divulgación de la Ciencia y el Espacio CODICE y de la Asociación para la Divulgación de la Ciencia en Alicante ADCAlicante.
Formo parte del programa de voluntarios de proyectos de ciencia ciudadana de NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), con los que he contribuido al descubrimiento de nuevos asteroides, estrellas variables y exoplanetas, principalmente.
Actualmente soy coordinador de actividades en la FAAE (Federación de Asociaciones Astronómicas de España) y su representante en NASA, donde colaboro como coordinador nacional del programa InOMN de la División de Exploración del Sistema Solar, entre otros cargos. Desde hace poco, formo parte del equipo científico del proyecto Backyard Worlds de NASA.